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Cuando se afirma la autonomía del derecho del trabajo, se sostiene generalmente que éste tiene principios propios diferentes de los que inspiran otras ramas del derecho. Justamente, Alfredo Rocco exige tres condiciones para que una disciplina jurídica tenga autonomía: que posea un dominio suficientemente vasto, que posea doctrinas homogéneas presididas por conceptos generales comunes distintos de los de otras ramas del derecho y que posea método propio. Todos los laboratistas coincidimos en afirmar que el derecho del trabajo llena esos tres requisitos, lo que encierra el reconocimiento de que nuestra disciplina posee una serie de principios peculiares. En esta misma constatacion la recordamos para criticar la denominación que inicialmente se dio a nuestra materia y que utilizaba la palabra "legislación". Se entendía que el uso de ese sustantivo, cualquiera que fuese el calificativo que lo acompañara, resultaba inadecuado porque junto con normas de distinta índole hay un cuerpo de doctrina con principios comunes que le dan mucho más sustantividad y profundidad.
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